Aunque yo no lo sabía, esa era mi ”normalidad”; creía que así era yo de carácter “complicada”, una vida conflictiva y las relaciones difíciles, por no decir tóxicas. Creía entonces que si cambiaba de novio por ejemplo, todo cambiaría, me sentiría diferente. Y lo mismo me pasó con el trabajo. Este poco a poco dejó de llenarme, al igual que la vida que tenía en Buenos Aires. Así que un día decidí tomarme un avión e irme a vivir a España. Bueno, en realidad en principio sólo era un viaje, una aventura con una eventual posibilidad de quedarme a vivir aquí, donde ya llevo 10 años.
Así que llegué a España, creyendo que ese cambio me daría “eso” que buscaba: llenar ese vacío que sentía, disfrazado muchas veces de aburrimiento, de conflictos, de nuevas metas por alcanzar, etc.
El primer tiempo fue bonito, todo eran sorpresas. Pero pronto la insatisfacción y los conflictos volvieron. Había cambiado de país, de trabajo, de vida e incluso de pareja. Otro escenario, pero la misma película reproduciéndose. Otras personas pero los mismos personajes.
No sólo volví a sentirme igual, sino aún peor; más desconcertada y perdida que nunca. Ahora, lejos de todo lo que me daba seguridad. Como se dice ”fuera de mi zona de confort”.

La frase “Algo no estoy viendo, algo debo estar perdiéndome”, volvió a mi mente. Eso, sumado al hartazgo y llegar al límite de mi sufrimiento en sentir ese vacío interior y que todos parecían saber algo que yo no (porque desde mi perspectiva, ellos parecían más felices, hechos y resueltos que yo); hicieron que me abra a recibir sanación y así llegó Un Curso de Milagros (UCDM) a mi vida.
Allí comenzó un proceso de despertar espiritual y de consciencia, de transformación personal, que duró bastante tiempo.
Pase por una gran noche oscura del alma. un periodo de estar perdida, de auto cuestionarme todo y de indagar en mi. Fue un periodo de mucha sanación, individual y vincular.
En aquel entonces, no sabía exactamente qué me pasaba, sino sólo que mi vida se había puesto patas para arriba. Así que me aferré a UCDM y comencé a estudiarlo y practicar sus lecciones diarias. No entendía nada al principio, pero algo en mi interior me decía que ese era el camino, que continúe.
Luego llegó el yoga a mi vida, y ambas herramientas comenzaron a darme claridad, orden, armonía y equilibrio. En el medio me topé con la escritura a través del libro “El Camino del Artista” y también contribuyó enormemente en mi camino de auto conocimiento y sanación.
Todo ese proceso sirvió para que sane, descubra quién soy en verdad y que desarrolle una conexión muy fuerte con el mundo espiritual, a través del Maestro Interno que todos tenemos.
Conecté con ámbitos y con personas que nunca imaginé y poco a poco fue naciendo una nueva versión de mi, en la que había más paz, más amor, más belleza y armonía, más autenticidad en mi, en mis vínculos y elecciones.
Fue un gran proceso, un antes y después en mi vida. Tanto que hoy me refiero a mi antigua versión, la que vivía en Argentina y era abogada penalista, como “mi otra vida”.

Todo ese proceso desembocó en un volver a nacer, un renacer. En un vivir y renacer en amor.
Un volver a elegir, ahora sabiendo quien soy, y quien no soy, estando segura de mi propósito de vida, de mi para qué y hacia dónde voy, y cuál es el camino mi corazón.
Nunca más volví a sentir ese vacío interior, esa falta de sentido y ausencia de propósito; como tampoco volví a experimentar sufrimiento. Y no es que no sienta emociones, ¡todo lo contrario! Sigo sintiendo las mismas emociones que antes: dolor, miedo, tristeza, frustración, etc. Incluso, algunas otras veces también volví a sentirme perdida durante un tiempo. Pero nunca como antes, como en aquella época.
Porque la diferencia, es que ahora ya tengo los recursos, las herramientas y la experiencia para afrontar cada situación de vida desde el Amor, sanar mis heridas emocionales y patrones mentales inconscientes, conectar con mi Maestro Interno y renacer hacia una nueva versión cada vez más auténtica y alineada con mi corazón.
Por y para eso nace RENACIDA. Porque mi deseo es que tú también puedas verte y redescubrirte. Saber quien sos de verdad y recuperar tu poder. Primero sanando y luego manifestando la vida que viniste a crear, alineada con tu propósito y corazón.